Marcela Lagarde nos trae a Frida Kahlo y Diego Rivera a #NiellasmusasNiellosgenios
En la ultima sesión del ciclo Ni ellas musas, ni ellos genios, que tuvo lugar en el CaixaForum de Madrid y al que pudimos presenciar desde el 5 de febrero, se presentó una de las parejas más famosas de la historia del arte universal: La pintora Frida Kahlo y el muralista Diego Rivera. Esta pareja de artistas mexicanos fue presentado por la antropóloga mexicana y activista feminista Marcela Lagarde, a sala llena para presenciar la conferencia que la investigadora expondría sobre uno de los símbolos más importantes del arte y feminismo contemporáneo.
Sin embargo y a pesar de la popularidad con la que cuenta Frida Kahlo, Lagarde también cuestiona qué tanto conocemos realmente de la pintora mexicana, de su obra y vida. Si bien es innegable que su rostro ha sido reproducido en todo tipo de productos, y aunque cuenta con un reconocimiento por parte de diferentes instituciones del feminismo que la sitúan como un símbolo internacional de referencia con el que su esposo Diego Rivera no cuenta, es importante recalcar y reconocer que Frida es y fue una artista que, a través de su obra, logró conquistar espacios nunca antes propuestos por una mujer, como por ejemplo, la primera pintura que abordara el momento exacto de su propio aborto espontáneo.
Es de esta misma manera y en consecuencia a la Fridomania que se ha desarrollado mundialmente en los últimos años, que incluso se ha entendido a Diego Rivera como un artista «puro» ante esta comercialización, y ha puesto a la pintora mexicana en un lugar de popularidad que la aleja de esta «pureza».
La obra y vida de Frida Kahlo desarrollaron un símbolo y una iconografía universalmente reconocida a través de la construcción de un personaje que ella misma desplegó desde diferentes aspectos de su vida, tales como su obra, sus vestimentas que respondían a su identidad de mestiza, sus peinados e incluso joyas construidas por ella con piedras prehispánicas abundantes en el territorio mexicano.
Es así como nos encontramos, a través de la palabra de Lagarde, con una mujer que no sólo hizo parte fundamental de la historia política, cultural y artística mientras estaba en vida, sino con una artista que sigue construyendo y reformando la historia de las mujeres y que sigue siendo un referente para hablar de la infinidad de matices que se encuentran en la vida de una mujer como sujetos políticos atravesados por experiencias vitales marcadas por el amor, el dolor y la muerte.