Lupe al desnudo en «Objetos perdidos»
Entrevista publicada en TodoLiteratura el 11/04/18.
«Objetos perdidos», en una selección de poemas y aforismos, que más que «Objetos perdidos», se va convirtiendo, parafraseando a la escritora Rosario Raro, en “sujetos encontrados”.
¿Qué significa la poesía en tu vida, Lupe? ¿Por qué crees que te ha elegido?
La literatura, y dentro de ella, la poesía, ocupa un lugar esencial en mi vida, hasta el punto, que, si no escribo o leo, me siento como pez fuera del agua. Leer es un alimento que necesito, tanto como escribir, una necesidad vital que me ayuda a reflexionar, a poner orden y a comprender (o no comprender) el mundo en que vivimos, tanto de manera interior como exterior.
Y ¿por qué me ha elegido? No podría decirlo, no lo sé, pero sé que la literatura es una mujer misteriosa y sus razones tendrá. Fui consciente desde siempre de que quería escribir y que una de las tareas que debía hacer era dar mi voz al mundo, bien sea en mi propio nombre o en el de otras personas. No sé por qué es así, pero así es, es como una vocecita interior que me dice: “escribe y habla”. Y a veces también me dice: “escucha y cierra la boca”.
¿Cuáles son las palabras que más aparecen en tu obra?, ¿lo has pensado alguna vez?
Más que pensarlo, alguien me lo dijo, y si no recuerdo mal fue Pedro de la Peña, quien se tomó la molestia de contabilizarlas. La palabra que más aparece es VIDA, así con mayúsculas. Y no me extraña porque creo que mi poesía es vitalista, que la vida es un regalo, eso que llaman los budistas el “precioso renacimiento humano”, y que, como dijo el poeta: “la vida es bella porque es vida”, aunque a veces duela.
Yo diría que tienes un estilo fresco, directo, con mucho humor. No obstante me interesa mucho saber cómo percibes tu escritura.
Me gusta lo natural, y no me gusta lo artificial. No soporto las flores artificiales, ni me siento cómoda con los convencionalismos, ni con el exceso de intelectualidad o el retorcimiento. La razón y el corazón creo que deben equilibrarse y se engrandecen con una dosis de humor, que tanto falta en la literatura española. El humor es el antídoto a la cursilería. Además, me gusta sentirme cómoda, mostrarme como soy, y lo que siento, sea lo que sea, si gusta bien, si no, también, puliendo los poemas, pero sin dobleces. Prefiero la luz, a la oscuridad, me interesa más lo verdadero, lo auténtico, lo libre. En mi casa siempre hemos jugado mucho con las palabras, nos hemos divertido de verdad, y nos hemos reído a carcajadas leyendo a Pitigrilli, a Jardiel y a otros autores o autoras. Me gusta mucho cuando consigo arrancar una sonrisa a alguien que lee o escucha la parte del Abecediarioporque es un momento de distensión y de amistad. No soy buena para analizar mi poesía, la percibo como algo natural porque escribir es algo natural para mí, y ahora me interesa más el efecto que produce en los demás, porque ¡ojo!: la poesía tiene efectos secundarios.
Parece que viviste un gran momento cuando coordinaste el ciclo de poesía escrita por mujeres valencianas en lengua castellana, Ventanas, que más tarde quedaría reflejado en la antología del mismo nombre: Ventanas (Torremozas, 2007). Pero ahora atraviesas otra buena etapa porque acabas de publicar un ensayo sobre La imagen de la mujer en la poesía de Neruda y esta antología, titulada «Objetos perdidos». ¿Cómo vives tú este momento?
Lo vivo con satisfacción, alegría y tranquilidad. La verdad es que ha venido rodado y es fruto de muchos años de oficio, poco a poco, “verso a verso”. El libro de la Imagen de la mujer en la poesía amorosa de Neruda es el resultado de una investigación muy rigurosa porque fue el tema de mi tesis doctoral. Tirant Lo Blanch publicó una versión divulgativa porque le pareció muy interesante y su director, Salvador Vives, pensó que era un tema poco investigado. Y Objetos perdidos es como un hijo deseado, que crees que ya no vas a poder tener, y llega, sin esperarlo, al conocer a Gabriele Nero y su editorial El Doctor Sax, que apostó de inmediato por los poemas. Ha sido, además, un honor ser la primera y única española que edita con él, y parece que ambos libros están teniendo buena acogida. Como sabes este camino es largo y creo que es un momento dulce porque se empiezan a recoger frutos y lo vivo también con agradecimiento.