«Igualdad en cultura: «Ni está ni se la espera»
Artistas y activistas confirman que el machismo sigue siendo un problema sin resolver en el sector cultural.
La escritora Laura Freixas preside de la Asociación Clásicas y Modernas , dedicada a fomentar la igualdad de género en el sector cultural. En vez de compartir sus opiniones, prefiere destacar los datos, que hablan de manera elocuente sobre la hegemonía masculina. «Desde el curso académico 1990/1991, la mayoría de licenciados universitarios son mujeres. Sin embargo, veinte años después, estamos lejos de alcanzar la igualdad».
Según un informe de 2011 del Ministerio de Cultura, las mujeres solamente representan el dieciséis por ciento de los directores de teatro, el siete por ciento de los directores de cine, el cuatro por ciento de los artistas españoles representados en ARCO, el cinco por ciento de los escritores galardonados con el Premio Nacional de Narrativa y el veinte por ciento de compositores programados por el Centro de Difusión de Música Contemporánea. «Si consideramos el periodismo como parte del sector cultural, también destaca la escasa cantidad de mujeres que ejercen como columnistas, tertulianas o directoras de programas y medios de comunicación», apunta.
Una ley que no se aplica
Freixas no es optimista. Explica que en todos los ámbitos de la cultura hallamos la misma situación: en la base de la pirámide, donde está el público y los estudiantes, existe una mitad o mayoría femenina (a veces muy amplia, por ejemplo en filología). En niveles intermedios, también hay muchas mujeres, pero en los puestos de prestigio (dirección, creación, crítica, academias…) la proporción es del 85 por ciento hombres por el 15 por ciento de mujeres.
«Y no es cuestión de tiempo. Ya existen varias generaciones con tantas o más mujeres que hombres educadas en la universidad. El resumen es que la igualdad ni está ni se la espera». ¿Qué camino hay que seguir para solucionarlo? ¿Podría paliarse el problema con políticas públicas? «No, la legislación ya existe, por ejemplo el artículo 26 de la Ley de Igualdad de 2007 exige que la oferta cultural pública sea paritaria, lo triste es que no se aplica», afirma.
Carta «No sin mujeres»
La asociación Clásicas y Modernas se centra en reclamar el cumplimiento de esta ley, pidiendo que ninguno de los dos sexos supere el 60% en determinadas áreas, entre ellas la compra de obra de artistas contemporáneos por parte de los museos, la asignación de dirección teatral o musical en las instituciones públicas o la programación de centros, televisiones y medios públicos. También piden priorizar la incorporación de mujeres a las distintas Academias.
La iniciativa más reciente de la asociación es pedir a los hombres que se adhieran a la carta «No sin mujeres», que aspira a que durante el mes de marzo los firmantes rechacen participar en debates, programas televisivos, tertulias radiofónicas, congresos, jurados o festivales de composición exclusivamente masculina. Puedes mostrar tu adhesión en esta la página web.
Una fantasía llamada igualdad
La escritora y ensayista Marta Sanz apunta un malentendido cultural que se produjo en los años setenta. «Durante la Transición, muchas cineastas, escritoras y pintoras, entre otras profesiones, vivimos la fantasía de que sí éramos iguales. Pensamos que ya no era necesario enarbolar reivindicaciones de tipo feminista. Nos desactivamos, nos equivocamos y le dimos alas a la perversa idea de que el feminismo era una posición ideológica obsoleta. No lo es y, en la actualidad, tienen todo el sentido del mundo organizaciones colectivas como Clásicas y Modernas o la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales. También son necesarios libros como los últimos que han publicado Siri Hutsvedt y Caitlin Moran«.
La industria editorial, en realidad, tiene fama de ser una de las más igualitarias, donde podemos encontrar bastantes escritoras superventas y alguna poderosa agente literaria. ¿Se respira algo mejor por allí? «No. La igualdad económica y social no pasa solo por lo cuantitativo, sino por lo cualitativo: está muy bien que haya muchas mujeres editoras, escritoras y agentes. El problema es que si luego en el trabajo utilizas el mismo lenguaje y pones en práctica los mismos valores que los hombres -los valores y el lenguaje con los que, por otra parte, nos hemos formado todos y todas- y los llevas a su máxima expresión para demostrar que ‘vales’ en el organigrama del capitalismo cultural, pues no habremos avanzado ni un solo paso», afirma Sanz.
Peor que antes
¿Qué valores concretos habría que adoptar? La artista María Ruido menciona la cuestión de «los cuidados», un concepto cada vez más central en estos debates. «Creo que, en algunos casos, estamos peor que hace unos años, porque al haber conseguido la igualdad legal (en una parte pequeña del planeta, donde nosotros vivimos) creemos que la igualdad es real, y eso no es así. Por una parte, todavía recaen sobre las mujeres los cuidados y el sostenimiento de la familia, no están repartidos con equidad, así que la carrera artística -absorbente y exigente- sigue siendo una elección que incluye muchas renuncias personales para las mujeres, excepto para las que son de clase alta. La cuestión de clase es crucial para entender las posibilidades dentro de ambas instituciones -el arte, el cine- y, por supuesto, otras variables, como la cuestión migratoria, ya que son mundos muy etnocéntricos, además de sexistas y clasistas… «, denuncia.
‘Al haber conseguido la igualdad legal creemos que la igualdad es real, y no es así’
La fecha del 8 de marzo rinde homenaje a 123 trabajadoras textiles que murieron quemadas en 1911. Se encontraban en el interior de la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York, protestando contra la explotación laboral. Previamente, habían planteado una huelga, que la dirección no aceptó, así que optaron por el encierro. La decisión del dueño fue cerrar las puertas para evitar robos. Cuando se produjo el incendio, no pudieron salir. El suceso dio lugar a la creación del Sindicato Internacional de Mujeres del Sector Textil.
Más de un siglo después, las activistas en defensa de la igualdad denuncian que esta reivindicación se ha intentado desactivar convirtiéndola en una celebración. Lo explica de manera cáustica Filósofa Frívola, escritora y estrella de las redes sociales, que cada año publica en su blog una recopilación de los peores carteles sobre el Día Internacional de La Mujer . Las actividades comerciales para «celebrarlo» abarcan desde ofertas en electrodomésticos hasta descuentos en blanqueamiento dental, pasando por carreras de tacones. «No estamos ante un fiesta, sino ante una lucha que continúa», aclara María Ruido.