El buen hijo, de Pilar Almansa
Escritora, Profesora Titular de Estética y Teoría de las Artes (URJC-IUDAA)
TÍTULO: El buen hijo
AUTORA: Pilar Almansa
DIRECCIÓN: Cecilia Geijo
INTÉRPRETES: Rosa Merás y Josu Eguskiza
PRODUCCIÓN: Territorio Violeta y Clásicos Contemporáneos
LUGAR: Teatros Luchana (Madrid)
HORARIOS: Todos los viernes de septiembre, a las 19 horas
No reconocerá su ignominia porque esa mujer también se lo pasó muy bien aquella tarde. No hacía falta que se lo preguntara, hay señales inequívocas. Por supuesto que era su intención, si no ¿para qué iba a aceptar ir en su coche y subir a su casa? Es verdad, dijo que tenía mucho trabajo y hubo que rogar un poco, más bien insistir bastante, pero forma parte del juego, ¿no?

¿De qué juego?, ¿has pensado alguna vez que intimidas?, ¿se te ha ocurrido pensar, un instante, que subir a tu coche o a tu casa puede no querer decir más que subir a tu coche o a tu casa? Reconoces que te esquivaba, aunque, ¿eres capaz de diferenciar tu deseo primario inaplazable de la voluntad de quien deseas?
Estás en prisión, pero ella no está libre, no te confundas. Tampoco está loca, ni será nada de lo que tú le atribuyes, como insulto, por mucho que lo grites y por mucho que estés en un módulo de respeto porque tu conducta, dentro, es ejemplar. Fuera no lo es. Y, ¿sabes?, los poemas que escribes no limpian nada lo que eres: un violador. Tampoco cambia nada que tuvieras un trabajo conseguido por oposición, que hayas estudiado una carrera universitaria… ¿Nadie te ha dicho que tus citas literarias son incompatibles con ese lenguaje soez que utilizas cuando te refieres a las mujeres?, ¿eres consciente del alcance de tu jactancia cuando compartes con tus transitorios compañeros de caza -en el trabajo, en el gimnasio- lo que ya has hecho con ella y lo que todavía no has hecho? Lo que has hecho tú solo; no lo habéis hecho juntos ella y tú. ¿Ves la diferencia?
Sobrecoge tanta normalización, tanta excusa aceptada, tantas estructuras que, sin pudor, normalizan y excusan. Ese lenguaje vergonzante y violento con que se cerca y se domina. Que las palabras dejen de ser un hilo que une, y se conviertan en un arma para la humillación aplaudida. Sobrecoge.
Fernanda -extraordinaria nuestra socia Rosa Merás– psicóloga de instituciones penitenciarias, ha de doblegar su propio dolor y su propio miedo, primer paso que hemos de dar todas las mujeres, para que no quepa, en el espacio de lo común, un Tirso que se siga excitando con su autorrelato machista institucionalizado por ancestrales espejos legisladores del imaginario social, que devuelven complacidos máscaras de “buen hijo”. Excelente Josu Eguskiza, hasta la tensión que solo el teatro logra.
Tirso, ese nombre alerta de que pretende “llevar el mando”. La víctima, objeto para gozo biológico de un macho de la especie aun no merecedor de llamarse ser humano, es Eva, claro. Pilar Almansa, compartiendo, una vez más, su talento indiscutible en el panorama teatral español actual, y la personalísima dirección de Cecilia Geijo, saben, como nosotras, que desterrar la violencia machista en todo su espectro, sin excepciones, es el único camino para conseguir un espacio de lo común decente, justo, pacífico. Libre. Lo demás, son demoras irresponsables.