Feminismo y transversalidad.
Llevo tiempo reflexionando que el mundo al que nos tratamos de incorporar es un sociedad que maltrata la naturaleza, que extingue especies, desertiza continentes, somete a la mujer… Y que lo trata todo como una posesión, una conquista. Y no poseemos, somos.
Somos tiempo con fecha de caducidad. El futuro no es más que un invento humano que desaparece como una línea de tiempo que marcas en la arena y que se difumina tras la espuma que dejan las olas. Por algo Aristóteles introdujo el concepto de movimiento llevándole la contraria a su maestro. Solo somos tiempo presente. Lo demás es ficción ( más neurótica y occidental que oriental)
¿Pregúntate si un perro, un gato o tu bebé hacen otra cosa que vivir el momento presente?
Simone Weill fue una gran filósofa capaz de transformar su filosofía en acción. Quedarse en la “fase de la leona” puede ser estar continuamente enfadad@ con el mundo y no salir de esa comodidad de criticarlo todo y no hacer nada por sistema. Esto lo percibimos todos los días. Llega a ser una pérdida de tiempo soez. Weill decía que había que realizar lo posible para alcanzar lo imposible.
Ser un civitas “como dios manda” es participar y ser incómodo. Es acción.
Esa forma tóxica de existir y ocupar el mundo poseyendo es en si una forma de hacer, que, elevada a la enésima potencia, se llama política patriarcal de consumo capitalista. Donde la mujer nunca es sujeto político, y donde, incluso en las viejas democracias, la tecnología, los mass media del establishment se unen en connivencia al poder económico para reventar las arcas del pobre, extinguir la clase media y los derechos sociales.
Ser hombre público era pertenecer a la excelencia. No en balde virtud viene del latín «Virtus», que es un derivado de «vir», que significaría no solo «hombre». En efecto, en Roma existían dos clases de hombres muy diferentes entre sí, el «vir» y el «homo». Por simplificar, el «vir» se correspondería con el señor, el guerrero, el hombre libre, el que no es propiedad de nadie, y sí en cambio propietario de tierras, ganados, hombres, mujeres y niños cosificados y esclavos.
El excelente hombre heroico a imitar y seguir moralmente. ¿El ethos modélico en que momento se transformó en esto???
¿Fue siempre esto? Rescato aquí algo que da vueltas en el cerebro desde que mi admirada Mari Ángeles Pulido lo publicó: han existido errores en todas las áreas. Estos días me explicaban que en algunos enterramientos de mujeres, estas habían sido tomadas por hombres porque entre sus restos había armas, luego la ciencia había demostrado que esos huesos habían pertenecido a carne de mi carne femenina. ¿De dónde vengo entonces?
En este mundo de guerreros, las mujeres nos incorporamos a un lugar donde la virtud como palabra ya venía con tintes patriarcales.
No todo es control, posesión, ni todo es previsible, ni es manipular, perder o ganar. Dicotomía y falacia.
Los tsunamis existen y los polos pierden porcentaje de superficie. A veces se trata de comunicar, trascender y actuar cuidando lo que tenemos: vida. No de competir en un mundo patriarcal de oligarcas sin empatía en perpetuo duelo. La educación, la ciencia, la política… todo debe confluir para que las que somos más de 50% de la población, y los hombres racionales no tóxicos ( esa nueva masculinidad), aprendamos a cuidar todo repartiéndonos las tareas de forma equitativa. No poseyendo, ni destruyendo, no sometiendo, ni ganando.
Y eso se llama Feminismo o no se llama.
Lo demás es el fin del mundo tal y como lo conocemos.
Tengo dos hijos preciosos y voy a luchar por hacer de este mundo un mundo mejor para ellos porque como dijo Helen Keller nunca se debe gatear cuando se tiene el impulso de volar.