ROSARIO DE ACUÑA: RÁFAGAS DE HURACÁN, de Asun Bernárdez
Fue una soñadora profesional. Por eso vivió, fuera del orden impuesto a las mujeres españolas de su época, como poeta, como exitosa autora y directora teatral, como empresaria, como periodista en algunos de los medios más importantes del momento, como montañera (ser paseante es otro modo de escribir, no lo olvidemos).
Fue una soñadora comprometida que entregó su espíritu de librepensadora republicana a la defensa de los derechos de las mujeres; sabía que esto significaba luchar por los más débiles, por las obreras y los obreros explotados a los que no se deja escribir el otro lado de la historia oficial, por los niños y niñas a los que se les roba la infancia, por los que nadie quiere ver no sea que nos reconozcamos responsables de la injusticia permitida. Pacifista, militante activa de la tolerancia y el respeto, a pesar del temprano reconocimiento público de su obra, que avalaron algunos de sus más ilustres contemporáneos, tuvo que firmar, alguna vez, con seudónimo que ocultara su condición de mujer. Cuando ingresó en la logia masónica alicantina “Constante Alona” su simbólico “Hipatia” traía buena parte de su manera de estar en el mundo. Su vínculo con la logia madrileña “Hijas del progreso” o con la logia “Jovellanos”, de Gijón, continuaría ese itinerario como podemos deducir al haberlas elegido.
La luz ilustrada en la que creció por familia y a la que dedicó su empeño, no la abandonó nunca, ni siquiera cuando tuvo que tomar decisiones absolutamente revolucionarias para el momento, como separarse de su marido o escribir en prensa apoyando a las estudiantes de la Universidad Central de Madrid que, en 1911, fueron insultadas por sus compañeros en huelga masiva para que las expulsaran de las aulas, lo que el gobierno consintió trayendo consigo el procesamiento de Rosario de Acuña.
Asun Bernández entrega un hermoso e inquietante texto a escena, y esas “ráfagas de huracán” que acompañaron a Rosario de Acuña (Madrid, 1850- Gijón, 1923) crecen dirigidas, con sensibilidad e inteligencia, por Jana Pacheco. Un impecable momento de escucha y estar, donde las palabras y el ánima de Rosario de Acuña son encarnadas por cada actriz, por cada actor que en ellas han nacido. Bella cadena de manos enlazadas nos rodea, nos señala y protege en el universo creado por unas extraordinarias Mariana Carballal, Lara Fernán, Beatriz Llorente, Verónica Ronda y Pablo Sevilla, que en el aura de Lola Robles-Rosario de Acuña acarician y empujan a la par. Como lo hace ese espacio sonoro envolvente y esa escenografía onírica en la que vemos y nos vemos más allá de nosotras mismas, en poco más de una hora de representación cuyo eco persiste mucho después de concluida la misma.
Jana Pacheco pide a sus actrices que escriban una escritura transparente sobre sus cuerpos, en un gesto coreográfico simbólico constante que, con urgencia, hemos de leer con el corazón para que todo quede registrado y no se pierda, como si el tiempo que quedase para proteger lo imprescindible fuera muy poco. Frente a ello, resucita el grito del miedo y el de su acólita la violencia, obligando a Rosario de Acuña a exiliarse, o a retirarse a la orilla del mar sin que claudique, sin embargo, de sus ideales, de su afán por ampliar los espacios donde la dignidad sea norma y no excepción. Con su exilio, con su reprobación, la libertad, nuestra libertad, vuelve a exiliarse, vuelve a ser humillada. Un asfixiante eterno retorno del que solo unidas podremos librarnos.
Y, claro, allí están esas jóvenes de hoy buscando a Rosario de Acuña, sin sospechar acaso que esa búsqueda las llevará al centro de sí mismas, al levantamiento de los escombros que ocultan deseos y voluntad. Un viaje iniciático que se disfraza de trabajo, de proyecto cultural, de hábito demasiado cotidiano e intrascendente, aunque el tema elegido parezca lo contrario. Una Rosario de Acuña que, como tantas mujeres indispensables que conforman un pensamiento genealógico para darle una oportunidad transformadora a nuestro presente, aguarda en los rincones de nuestros más escondidos silencios, entre las ruinas de nuestras tristezas ocultadas, para contarnos que no nos abandonarán si nos sentimos solas, que no van a dejar que nos rindamos, aunque la historia siga, con esmero, borrando sus nombres y sus obras.
No nos abandonarán porque están “acuerpadas” en cada gesto escrito en nuestras conciencias activas, transformadoras. Porque ella era una soñadora y Asunción Bernárdez, Jana Pacheco y todo su equipo de soñadoras y soñadores profesionales han llegado para que no quepan dudas de que también lo somos nosotras. Lo dejó escrito María Zambrano: todo lo que el ser humano quiere, primero lo sueña.
Habría que seguir: y el teatro lo muestra para que no se nos derrote jamás en el proceloso y difícil arte de vivir…
TÍTULO: Rosario de Acuña: ráfagas de huracán
AUTORA: Asun Bernárdez
DIRECCIÓN: Jana Pacheco
ESTRENO: Teatro Valle-Inclán (CDN, Madrid), 16 de octubre de 2018
ACTUALMENTE EN GIRA
Marifé Santiago Bolaños,
Escritora, Profesora Titular de Estética y Teoría de las Artes (URJC-IUDAA)