LEER POESÍA, SIEMPRE
UNA CALA EN SIETE POETAS ÁRABES
Yolanda Soler Onís.
“Leer poesía, siempre”. Eso es lo que he propuesto cuando, con motivo del Día Internacional de la Poesía de este 2023, me han pedido alguna recomendación; también la posibilidad de escuchar otras voces, de viajar a través de los versos a otras realidades, como las que comparten las autoras del Diván de Poetisas árabes contemporáneas, de Jaafar El Aluni, o las escritoras que desde hace ya tres primaveras se asoman a las páginas de la revista Banipal. Una ventana que han abierto Margaret Obank y Samuel Shimon a la reciente literatura árabe, y que desde 2020 se publica en español.
“Quiero otro planeta tierra
y esconderlo en mi pecho
cada vez que quiera salir de casa
sin túnica.”
La autora de estos versos, Saadiah Mufarreh (Kuwait,1967), como gran parte de las mujeres que escriben en árabe, se enfrenta a la tarea de expresar su relación con el mundo en libertad, en el marco de sociedades en las que la mujer adolece de identidad: “es un objeto religioso codificado, enjaulada en lo lícito y lo ilícito, es un ser sin rostro –afirma el poeta sirio Adonis en el prólogo del citado Diván- y todo ser que carece de rostro, carece de identidad.”
“En otra vida
yo era una palmera elevada que crecía con violencia
en las afueras del silencio
y extendía su sombra sobre los granos de arena”
Una Palmera es aquí el alter ego de la omaní Fatema Al-Shedi, un gorrión la personificación de la palestina Rana Zeid (1981): Dios, tú y yo/ dos gorriones y un francotirador. Rasha Omran (Siria,1964), compara a las poetas con los gatos: “Las poetas se asemejan a los gatos solitarios, si hay puertas abiertas se cuelan por ellas sin ser vistas por nadie, pero rápidamente vuelven decepcionadas”. En sus versos, muchas de estas autoras, se identifican con otros elementos de la naturaleza: árboles, pájaros, gatos, que habitan también esos espacios de soledad y silencio que muchas comparten: “El viento del silencio / penetra mi cuerpo / heme aquí celebrando / una soledad distinta” escribe la marroquí Widad Benmusa (1969). Son espacios en los que se reconocen y refundan, como sucede en estos versos de Maisoon Saqr (Abu Dhabi, 1958):
“Al alejarme
me convierto en una mujer
que no se conforma con la culpa que ilumina su sombra”
La búsqueda de un lenguaje propio es otro de los retos a los que se enfrentan estas escritoras porque, del mismo modo que su entorno cercena la identidad femenina, la lengua las condiciona. En palabras de Adonis, se trata de una lengua que necesita “liberarse de lo masculino que dirige la tierra en nombre del Cielo”. No me cabe la menor duda de que estas poetas saben cómo conseguirlo:
“Sumergió sus dedos en el desierto,
Fawzía Abú Jáled (Arabia Saudí, 1955)
y con el agua del espejismo escribió un poema”
Traducciones de Pilar Garrido Clemente, Carmen Ruiz Bravo, María Luisa prieto y Jaafar Al Aluni.
Yolanda Soler Onís es escritora y periodista. Actual directora del Instituto Cervantes de Beirut