Anna Caballé, Premio Nacional de Historia: «Hay que recuperar las vidas de las mujeres que cayeron en el olvido»
La profesora recibe el galardón por «Concepción Arenal, la caminante y su sombra», una biografía sobre la pensadora católica reformista.
La noticia de que había ganado el Premio Nacional de Historia 2019 por su último trabajo, una biografía de Concepción Arenal, pilló este martes a la profesora y escritora Anna Caballé (Hospitalet de Llobregat, 1954) en su despacho de la Universidad de Barcelona, a punto de entrar a impartir una clase a las tres de la tarde. El Ministerio de Cultura eligió premiar su último libro, Concepción Arenal, la caminante y su sombra (Taurus) «por reunir todos los requisitos de excelencia en una obra de historia» y rescatar del olvido «un personaje todavía no suficientemente conocido pero importante en la historia de España». El premio, dotado con 20.000 euros, ha supuesto «una gran alegría, una sorpresa fantástica», confiesa Caballé, muy contenta porque «los premios siempre son un aval al trabajo hecho».
Caballé recibió el encargo de escribir la biografía de la pensadora Concepción Arenal de la Fundación March. «No tenían a ninguna mujer en su colección Españoles eminentes«, recuerda, y ella pensó en Arenal. No sabía mucho sobre ella pero algo sí, porque la gallega era una de las mujeres que Caballé había reunido en la monumental La vida escrita por las mujeres, un proyecto de cuatro volúmenes dedicado a rescatar lo mejor de la producción literaria femenina a lo largo de los tiempos. «Ya entonces, cuando escribí una semblanza de tres páginas sobre ella, me pareció que tenia una vida muy interesante que no había sido contada como se merecía».
Hasta la aparición de la biografía, la Historia no había tratado demasiado bien a Concepción Arenal, un nombre habitual en el callejero español pero una desconocida para el gran público. Nacida en Ferrol en 1820 en un entorno rural noble, fue una pensadora autodidacta que escribió y luchó para que España acometiese las grandes reformas necesarias para modernizar un país anclado en el pasado. Fue la primera en preocuparse por los pobres (abandonados por el Estado y a merced de la caridad de la Iglesia) y por las pésimas condiciones de las cárceles. Luchó por conseguir una mayor igualdad entre hombres y mujeres, llegando incluso a pedir el sacerdocio femenino. «Era una mujer progresista liberal que buscaba la reforma de España a todos los niveles: social, político y civil. Tenía las contradicciones de su tiempo: era reformista pero siempre fue una pensadora católica que nunca abdicó de la religión. Pese a todo, era muy crítica con el catolicismo practicante, al que encontraba muy hipócrita».
Caballé ha escrito las biografías de Francisco Umbral (Francisco Umbral. El frío de una vida, 2004) y Carmen Laforet (Carmen Laforet, una mujer en fuga, 2009), pero si hay un tema que atraviesa toda su producción es el feminismo. Suyo es el recientemente recuperado ensayo Una breve historia de la misoginia (2006) y El feminismo en España. La larga conquista de un derecho (2013). Viendo el resurgir del movimiento, ¿siente que por fin la actualidad le da la razón? «Me la da doblemente, pero lo digo desde la modestia», afirma. «Estamos en el momento de recuperar las vidas de todas esas mujeres que cayeron en el olvido de forma sistemática. Es un proceso y hay algo de maravilloso en él. A veces nos creemos que lo sabemos todo y sin embargo estamos descubriendo muchas cosas nuevas».
«Creo mucho en la biografía, es un género que ayuda mucho a que se entienda la Historia. Las mujeres siempre han tenido un interés especial para mí porque han sido muy ignoradas. Yo soy mujer y me identifico con ello, esa problemática también es la mía. Con el libro de Concepción Arenal se juntaron las dos cosas: el interés biográfico y el feminista», confiesa.
La escritura de la biografía no fue fácil. Había poco material y casi todo estaba desperdigado y poco cuidado. Caballé se zambulló en un proceso casi detectivesco que la llevó a visitar archivos, también las casas y los lugares importantes en la vida de Arenal. «Necesitas empaparte de la vida del biografiado y de sus escenarios. En España, como sociedad, no hemos tenido respeto por el pasado biográfico. Hemos perdido tanta documentación, hay tantas casas que no se conservan… con Concepción Arenal hice lo que pude. Y eso incluía viajar a Ferrol, Vigo, Galicia, Cantabria».
Por último: ¿Qué pensaría Concepción Arenal de todo lo que está sucediendo? «Ella vivió en el siglo XIX, un tiempo de profundas sacudidas históricas, y siempre intentó encontrar un punto de conciliación, de convivencia entre los vencedores y los vencidos. Yo también creo que estamos destinados a convivir. Hay que encontrar una fórmula política para dar con una solución que nos haga salir reforzados de esta crisis», concluye.