Reseña: Manojo de realidades
Maria Àngels Viladot1
Ed. Círculo Rojo – Abril 2023
A escritoras y psicoanalistas nos atraen las palabras. Practicamos esa artesanía que consiste en descubrir con ellas combinatorias que producen nuevos significados, y de esta manera vamos enhebrando pensamientos. A partir de ahí nos dedicamos, como sucede con el placer de jugar, a construir relatos; algunos de ellos ni recordábamos que habitaban en nosotras.
Si la semilla de cada relato tiene como punto de partida alguna experiencia personal insólita o inesperada, o incluso traumática porque nos ha dejado una huella marcada en nuestra memoria, todavía nos atrae más el uso de la narrativa. ¿Habrá otra manera mejor de transmitir el impacto emocional que esas semillas han dejado en nuestro mundo interno?
La palabra escrita, a diferencia de la palabra hablada, goza de muchas y buenas ventajas. La puedes saborear antes de pulsar las teclas, incluso antes de saber lo que quieres decir. En cambio, ¡vaya con la palabra que no esperabas decir! El lapsus siempre nos delata, mientras que con la escritura se nos revela otro placer: el de ser conscientes de que está en nuestras manos – ¡en nuestros dedos!- lo que buscamos transmitir a quien nos lea.
Maria Àngels Viladot (Barcelona 1951) ha recogido en este “manojo” de relatos un buen surtido de experiencias –propias y ajenas- con las que da cuenta de su capacidad de observación psicológica. Ha puesto manos a la obra, o dicho de otra manera, ha puesto sus manos-ojos a la búsqueda de las semillas de la memoria y de la imaginación. Se ha dedicado a gozar de nuevo con lo que ha ido encontrando, mientras tiraba de los hilos- a veces de las cuerdas-, y desentrañaba nuevos e inesperados significados de situaciones que en una primera lectura –al igual que en una primera vivencia- pueden parecer como algo banal y cotidiano.
Un “manojo” suele ser un conjunto de elementos diversos a diferencia de un “ramo”, que procura una armonía en su configuración. Así está construido este libro, al estilo de una “novela de relatos” diversos, que abarca desde la infancia de la propia autora hasta la adolescencia de sus nietos. Aunque sean vivencias personales o confidencias de seres queridos a quienes escuchó y entendió en su padecer vital, Viladot nos hace participar de la inevitable ficción que siempre envuelve a los recuerdos. Porque al ser recobrados por nuestra memoria selectiva, quedan inevitablemente recubiertos -y también descubiertos- con un sentido diferente. Porque son más recuerdos encubridores que reveladores de realidades. De hecho así lo adelanta la misma autora en la cita del poeta W.H. Auden: “Tras el muerto en el estanque, tras el fantasma en el huerto….existe siempre otra historia, que no es jamás la que vemos”.
Efectivamente, con sus relatos de experiencias propias y ajenas, vividas o ficcionadas, Viladot nos lleva a unos escenarios en los cuales sólo descubre una parte, promoviendo una asociación libre en sus lectores; una asociación libre que se nutre de imágenes propias, con las que iremos abriendo otros desenlaces. Son relatos de realidad ficticia, que nos dejan esa huella como la de la piedra que se lanza sobre el agua y tras su impacto cada surco abre otros nuevos, más amplios pero menos precisos.
Es posible que con este libro la autora haya querido transmitir algo –o mucho- de la veracidad de cada acontecimiento; pero lo que a mi modo de ver ha logrado es mostrar cuánto de la subjetividad de cada protagonista -desde su fantasmática personal- se entrelaza con las experiencias emocionales de sus protagonistas.
De esta manera poliédrica, que reúne trazos de memoria con fragmentos de ficción, ha logrado ofrecernos una lectura ágil y amena, que siempre nos lleva a otras rememoraciones personales. Nos estimula a practicar la experiencia de recordar leyendo y leer recordando. Algo así como un proceso de elaboración tan bienvenida porque promueve y sostiene una función psíquica cada vez –lamentablemente- menos utilizada/practicada: la elaboración de duelos y la mentalización de los conflictos.
Al final del libro la lectora seleccionará sus relatos preferidos; podrá reconocerse en ilusiones, temores o duelos, en rabias o celos, en envidias o fraternidades. Esas realidades -que suelen ser más internas que externas y más subjetivas que objetivas- son las que predominan en el libro, porque han cobrado la dimensión/fuerza de la propia verdad, pues sucede que lo que se percibe se registra, de una forma que es indeleble al paso del tiempo; y sucede que, si no queda encriptado, a veces se transforma y se disuelve. Esa es la gran función del lenguaje, oral o escrito.
Por suerte abrimos las criptas de los recuerdos para que no nos invadan como malas hierbas invasivas; y con libros como éste, hacemos una suerte de jardinería. M. Àngels Viladot ha logrado con su “manojo” ofrecernos una mirada amable, tierna y a veces dura y amarga, de los destellos de la vida de una mujer desde las últimas décadas del franquismo.
Regina Bayo-Borràs
Barcelona, septiembre 2023.
LA AUTORA:
Maria Àngels Viladot, psicóloga social y escritora.
Es articulista habitual en Diari Ara, El Diario.es, Huffingtonpost.es entre otros.
Ha sido fundadora y directora de la Editorial Aresta. 2007-2022