El renacimiento de la mujer abolida
En una edición cuidada y exquisita de LA LINEA DEL HORIZONTE Factoty, que dirige PILAR RUBIO REMIRO, socia de Clásicas y Modernas, crítica cultural, gestora literaria y exlibrera, acaba de aparecer la primera versión traducida de VIDA PRIVADA, de Chen Ran autora nacida en Beijing en 1962 representante de las vanguardias literarias del feminismo chino.
La novela, de fuertes tintes autobiográficos, fue escrita durante la época de oscurantismo de la Revolución Cultural y los sucesos de la Plaza de Tian´anmen y suscitó una atención internacional sin precedentes pudiendo asegurarse que contiene todos los elementos para ser tratada como tal: el inconsciente, el patriarcado, el cuerpo, la madre, la subordinación, un lugar de su realidad, la búsqueda de una manera de amar que no sea apropiación, la experiencia del espejo como lugar del desvelamiento del ser… y con estas ideas de fondo ha sido estudiada propiciando numerosos ensayos.
La protagonista, una narradora, en cierto modo amable, instalada en una conciencia marginal, describe –como en un anacronismo- su vida más íntima a través de sus recuerdos, un potencial caótico, inocente y lúcido a la vez donde los hechos se encadenan a su propio movimiento existencial y los puntos de conflicto se van diluyendo mientras las cosas ocupan su propia correspondencia.
La obra atraviesa la atmósfera del tao como un halo envolvente que lo impregna todo. La lucha de opuestos -tan presente en esta cultura- y la colisión del afuera y lo interior, del propio cuerpo y el deseo, y los ciclos de la Naturaleza, pesan como material simbólico hasta el desenlace final, punto de partida en la dialéctica del tiempo, en oposición a las circunstancias y a la existencia plena de una mujer y los hechos que la rodean. Os invitamos a su lectura. www.lalineadelhorizonte.com
(Considerando al feminismo como una corriente de pensamiento, la literatura escrita por mujeres, desde el punto de vista de la diferencia, contribuye a resignificar, por derecho propio, la acción de cualquier mujer abolida o negada y su aceptación fatal. Esta ortodoxia ha explorado la identidad de género, resaltando los valores diferenciales que atienden a la subjetividad como la libre expresión de algo que se transforma. En este proceso se pone en juego la categoría del lenguaje –¡que nunca es neutral!– con un cambio conceptual que aúna pensar y sentir; así consigue subvertir el lenguaje y el uso de la lengua en un estado de conciencia para transformar la naturaleza de la escritura en una herramienta de cambio de la cultura y la sociedad.