El ajuste de cuentas de Concha de Marco
Concha de Marco (Soria, 1916-Madrid, 1989) fue una poeta y ensayista española, autora de siete poemarios que fueron publicados entre 1966 ‘Hora 0,5 y 1974 ‘Una noche de invierno’. Como ensayista publicó ‘La mujer española en el Romanticismo’ (1969) y fue coautora de una ‘Guía de Soria’ (1970). Para el también escritor y ensayista José María Martinez Laseca, autor del libro ‘Concha de Marco en carne y verso’, su poesía, es “limpia, transparente, de palabras precisas, aunque en ella se advierta un hondo palpitar doloroso y metafísico”. Y de su persona destaca su espíritu libre y rebelde, su afán de independencia y la altura de sus principios. Su nombre, como el de tantas otras mujeres de su generación, está sin embargo velado por la desmemoria y por un hecho trascendental en su vida, haber pasado a la historia reciente de este país como la esposa del crítico de arte y ensayista Juan Antonio Gaya Nuño. Como a muchas escritoras, pintoras, dramaturgas de su generación, su obra y su nombre quedó ensombrecido por la obra y la personalidad de su compañero de vida. Pero lo que hace diferente el caso de Cocha de Marco es su voluntad de que así fuera. Ella se consagró en cuerpo y alma a los intereses intelectuales de su marido, por amor, pero, sobre todo, por la admiración que le profesaba. Este hecho, muy común en su época, tiene mayor relevancia en el caso de una mujer que siempre defendió la igualdad entre hombres y mujeres.
Su peripecia vital fue la de los vencidos de la guerra civil. Se casaron en plena contienda y una vez finalizada se mantuvieron fieles a la República y a sus principios. Nunca se fueron de España, él sufrió pena de cárcel y a punto estuvo de morir durante la condena. A su salida de la prisión, el matrimonio se estableció primero en Bilbao (a donde fue desterrado Gaya Nuño), luego en Madrid ciudad en la que, alternando con breves estancias en Barcelona y otros destinos, vivieron prácticamente toda su vida. Nunca pensaron abandonar España, aunque pagaron por ello un precio muy alto por el ostracismo y las represalias de un régimen que los marginó y dificultó su carrera profesional.
En este contexto cobra especial interés el libro ‘La patria de otros. Memorias de una mujer libre’, que ha publicado Cálamo (el sello dedicado al ensayo y biografías de la editorial Menoscuarto) en su colección Claves. Son las memorias inéditas hasta la fecha de alguien que nunca se doblegó por adversas que fueran las circunstancias. El libro viene a recuperar la figura de una mujer olvidada que, sin cortapisas, sin edulcorar la amargura y un cierto resentimiento (que en ocasiones resulta demasiado descarnado) por las dificultades que atravesaron ella y su marido, se propone ajustar cuentas con el pasado. Más que unas memorias personales (es curioso que apenas se refiera a su propia obra, a las sucesivas publicaciones de sus poemarios) Concha de Marco hace un homenaje a la figura de Gaya Nuño, narra su biografía, su historia de amor, su vida conjunta, las dificultades que tuvieron que afrontar por pertenecer al bando de los vencidos, los desprecios de que fueron objeto y que no fueron recompensados con la llegada de la democracia (que a su juicio pasó factura a los que habían permanecido en España y encumbró sin embargo a ‘demócratas de última hora’) su voluntad de no doblegarse y la vida más que digna, que, a pesar de todo, consiguieron llevar.
Y en este ajuste cuentas con todos los que, según su juicio, les ningunearon y despreciaron en vida, escrito con el ánimo de llegar al lector, al que a menudo apela, y a años luz de la corrección política, De Marco, por decirlo de una manera coloquial, no deja títere con cabeza. En su lista de agravios caben desde Caneja a José Hierro, de Tierno Galván a Santos Torroella, de Vicente Alexandre a Julián Marías… en un largo etcétera. El lector deberá distanciarse y poner el filtro de tan subjetiva visión pues, aunque ella se esfuerza por dejar claro su afán por decir la verdad y nada más que la verdad, no deja de ser ‘su’ verdad y la objetividad de los hechos quedaría al albur de conocer la versión de la otra parte. Pero lógicamente no se trata de esto. Se trata de las memorias de una mujer que atravesó el convulso siglo XX español en una posición, al fin y al cabo, destacada. Que fue una de las primeras licenciadas en Ciencias en un tiempo en que apenas había mujeres universitarias y menos en carreras científicas, que vivió en primera fila el desarrollo del arte contemporáneo español (aunque muchos de sus protagonistas salgan mal parados en su recuerdo), dotada de una voluntad de hierro y de una confianza en sí misma más que sobresaliente y que amó la poesía y la palabra por encima de todo. Quizá por encima de todo, no. Por encima de todo y de todos estaba su marido, Gaya Nuño, y para defenderlo se pone el mundo por montera en estos escritos que, como su persona, no dejan indiferente al lector.