Capitán, mande firmes
Ha muerto Carme Chacón. Una muerte prematura. Una muerte inesperada para todxs, pero no para ella. No para su familia. Carme nunca ocultó su enfermedad, pero debía de tener un pacto secreto con su corazón, porque nunca la vi cansada ante el inagotable trabajo ni asustada ante una vida que diariamente le presentaba nuevos y difíciles retos. Siempre me pareció que era una mujer de aspecto frágil pero enfrentada sin miedo a los desafíos que le llegaban… o que ella misma se buscaba.
Un día me pidió una cosa para cinco minutos antes. La miré asombrada y ella, sonriendo abiertamente, me reconoció: «Es verdad, siempre vivo con prisas». Sí, Carme vivió con prisas su doble militancia, socialista y feminista. Un feminismo entendido como una acción constante a la que dar respuestas firmes que permitiesen a las mujeres del mundo empoderarse y ser visibles en este nuevo siglo.
Siempre recordaremos su «Capitán, mande firmes».
Aquellas palabras dichas con entereza, decisión y sin asomo de autoritarismo acompañarán siempre su imagen. Era abril de 2008 cuando se convirtió con 37 años en la primera mujer ministra de Defensa. Hace ahora 9 años, su foto de mujer embarazada de siete meses pasando revista a las tropas en Afganistán dio la vuelta al mundo. Dicen que se convirtió en uno de los iconos del Gobierno de Zapatero, pero creo que aquella imagen era más bien, o también, un símbolo de la mujer del siglo XXI ante los nuevos retos que se nos echan encima. Retos a veces buscados con plena consciencia por nosotras y a veces sobrevenidos como si fuesen ellos los que nos buscasen, a las mujeres, para encontrar soluciones diferentes a los problemas de nuestro tiempo.
Era una mujer inteligente, culta y perfeccionista. Sabía bien hacia dónde iba y quería romper los moldes y los límites que su sociedad y su corazón le imponían. En una España, que todavía tiene una imagen obsoleta de sí misma, Carme quiso representar la modernidad de las mujeres de nuestro país, aportando nuevos paradigmas y percepciones culturales a través de nuevas imágenes de nosotras mismas. Cuando en 2014 dijo a la militancia socialista en una famosa carta de abandono de las primarias: “Nuestro problema no es interno, sino de credibilidad social”, podría haber dedicado esa misma frase a muchos problemas de las mujeres. Nosotras no tenemos problemas internos, sólo tenemos que luchar por tener credibilidad social. Y para eso, aceptemos todos y cada uno de los desafíos que se nos presenten. Indaguemos cómo resolverlos sin miedo. Carme Chacón lo hizo. Parecía saber o intuir que iba a morir joven y vivió intensamente, con prisas y sin perder nunca la sonrisa. Quería ayudar a un cambio social en la percepción arcaica que nuestra cultura todavía tiene de las mujeres.