Yolanda Domínguez: “¡Me parece maravilloso que el feminismo esté de moda!”
Nuestra habitación de invitadas siempre está lista para recibir a voces referentes del feminismo. Desde Clásicas y Modernas prometemos esforzarnos por ser buenas anfitrionas. Mira quién se ha hospedado recientemente: Yolanda Domínguez (1977). Artista experta en comunicación y género. Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid. También ha completado su formación con el Máster en Arte y Nuevas Tecnologías de la Universidad Europea de Madrid y el Máster en Fotografía de la Escuela de Fotografía EFTI. Especialmente conocida por diferentes proyectos de carácter reivindicativo sobre cuestiones sociales, entre ellas la igualdad.
¿Te gusta el concepto “artivismo” para definir tu trabajo o prefieres otros términos?
No tengo problema en las clasificaciones si a alguien le sirven para algo, aunque pienso que los proyectos más interesantes suceden en las intersecciones entre disciplinas consiguiendo ampliar las fronteras. El arte puede ser crítico o no serlo. Hay muchas obras a lo largo de la historia que han sido críticas con el contexto social y político y hoy las visitamos en los museos con total normalidad. Creo que el término «artivismo» tiene que ver más con las formas y las estrategias que con el mensaje, pero hace ya muchos años que el arte dejó de ser sólo pintura y escultura para adoptar cualquier forma y soporte. Lo que cuenta es la intención del artista de realizar un acto simbólico que tenga que ver con el contexto y la cultura y que se posicione al respecto. Para mí el arte es una forma de comunicación que va más allá de la mera información.
En tus obras empleas recursos propios de los mass media para, justamente, criticar la representación que hacen de las mujeres. ¿Hasta qué punto esta ‘táctica’ es un arma de doble filo?
Es la forma de llegar a las personas que normalmente están expuestas a los mensajes que quiero cuestionar. Mi intención es hablar su lenguaje y utilizar sus canales. De esa manera no solo llego al público, sino también a quienes crean esos discursos visuales. Además, creo que hay que cambiar las cosas desde dentro. No considero que sea un arma de doble filo porque el medio en sí mismo no es positivo ni negativo. Lo que transmite, el contenido sí, puede serlo. Pienso que el arte es algo tan necesario para los seres humanos por su capacidad para comunicar, para hacer comunidad, para generar pensamiento crítico e, incluso, para proyectar otras realidades, que no debería quedarse sólo en circuitos cerrados o exclusivamente comerciales. Los y las artistas deberían colaborar con todas las disciplinas.
¿Has notado algún cambio en el tipo de reacciones que despiertas desde tus primeros proyectos artísticos (“Chica joven se ofrece” en 2009, por ejemplo) y las últimas (véase “Estamos aquí” en 2018)?
Cada vez me voy encontrando con más personas que quieren participar y formar parte activa de los proyectos, no sólo verlos, y eso es algo que me encanta y que intento favorecer siempre que puedo. Yo entiendo el arte como algo que une a las personas y, por eso, me gustan los proyectos colectivos que involucran a mucha gente. Muchas veces, por no decir la mayoría, me sorprenden y toman caminos que yo no había imaginado y eso también es algo muy mágico. Requiere mucha flexibilidad y, en ocasiones, perderlos de vista, pero siempre vuelven con alguna recompensa.
¿Qué trabajo de otra/o artista te ha impactado positivamente por su implicación o efecto para promover un cambio social?
Me gustan prácticamente todos los proyectos sociales que tratan de crear experiencias y subvertir los discursos dominantes. Me gustan los trabajos de Yoko Ono, Guerrilla Girls, Augusto Boal, Jeremy Deller, Alicia Framis, Vermibus, JR… Aunque todos los días en redes sociales descubres iniciativas y proyectos de creadores menos conocidos que son igualmente creativos e inspiradores.
Posicionarte abiertamente a favor o en contra de algo implica exponerse a recibir todo tipo de respuestas. ¿Cómo gestionas lo bueno y lo malo de haberte convertido en voz célebre por la defensa del feminismo?
Soy muy de mojarme, la verdad, y no porque crea que tengo la razón ni mucho menos, sino porque creo que al compartir opciones y experiencias se enriquece el debate y se aprende muchísimo. Meto la pata muchas veces, pero eso también me sirve para mejorar. Es cierto que algunos artículos que he escrito en El HuffPost han levantado ampollas. A veces, eso es buena señal y merece la pena, aunque pases unos días complicados por la repercusión. Intento no tomarme lo que la gente dice en redes de modo personal. Al final son sólo opiniones vertidas de una manera más o menos apasionada o con más o menos respeto, pero no creo que trasciendan más allá de eso.
Actualmente el feminismo se encuentra en el centro de la opinión pública. ¿Crees que se trata de una moda pasajera o que estamos asistiendo a una transformación de verdad?
¡A mí me parece maravilloso que esté de moda! Es como si de repente alguien nos hubiese puesto el micro. Tener el foco de atención es la oportunidad perfecta para que se nos escuche, ¡aprovechémoslo! Algunas cosas calarán, otras no. A veces se malinterpretará, otras serán más certeras, pero estar en el mainstream es la única forma de que la lucha por la igualdad pase de ser algo marginal a convertirse en algo que sí o sí hay que tener en cuenta. Seas médico, humorista, publicista, juez o maestro de escuela tienes que incluir la perspectiva de género en tu trabajo porque las personas te lo van a reclamar: si no te actualizas como profesional, te quedarás fuera.
Hablando de feminismo y moda, ¿qué opinas sobre que ahora muchas marcas ‘flirteen’ con él a la hora de diseñar la ropa?
Lo de los slogans en las camisetas me parece anecdótico. No creo que sea malo porque ayuda a no demonizar el término, pero no es un cambio feminista real. Si una empresa quiere realmente hacer algo por la igualdad implantará políticas igualitarias de manera interna, favorecerá la conciliación familiar, contará con mujeres en puestos directivos, proyectará diversidad de cuerpos y de roles en sus campañas… El slogan es una forma de vender más productos, nada más.
En general, ¿cuáles dirías que son los principales retos que afronta el feminismo en el presente?
Yo creo que el debate actual está en lo individual vs. lo colectivo. Aún hay muchas diferencias de opinión dentro del movimiento con respecto a esto. La prostitución y los vientres de alquiler son una muestra de ello. También creo que, aunque el grito de la calle y de las redes sociales se haya escuchado, hace falta una aplicación real de esos cambios dentro de las estructuras política, educativa, judicial, económica… Otro reto es el papel de los hombres dentro de este movimiento, que creo que es una pieza clave de la que no nos podemos olvidar.
Por último, ¿qué mensaje te gustaría dejar para la próxima generación de mujeres como legado?
Que trabajen desde el lugar que ocupen en la sociedad para construir una sociedad más justa y que no se rindan porque pueden lograr todo lo que se propongan.