Un buen ejemplo de cómo exponer a un “cerdo machista”
Garry Winogrand
Kbr, Fundación Mapfre Barcelona
Hasta el 5 de septiembre
En broma y tras las críticas feministas al libro Las mujeres son hermosas (1975), su autor, el fotógrafo Garry Winogrand, comentaba que debería haberlo titulado Las mujeres son hermosas según la mirada de un cerdo machista. El libro, situado en Nueva York, recoge fotografías en las que se la mujer es reificada convirtiéndola en mujeres-pechos, mujeres-piernas, mujeres-caderas y mujeres posturitas. ¿Qué hacer con estas fotografías incómodas de un artista en el que podemos encontrar fantásticos malabarismos entre la forma, el contenido y la función representativa del medio fotográfico, abriendo de esta manera nuevas vías para la fotografía de calle? ¿Censurarlas? ¿No mostrarlas? Esta sería la decisión más fácil, pero también la más superficial por dos motivos.
El primero, porque perderíamos algunos de los mejores ejemplos de cómo Winogrand logró captar no solo su energía -el de quien observa- sino también la de sus sujetos, eligiendo constantemente la distancia exacta y el encuadre adecuado, a veces teniendo que inclinar la cámara de forma inusual hasta entonces. Así, las mujeres representadas son más que objetos; son también vitalidad y decisión y, en los casos en que se dan cuenta de que están siendo fotografiadas, confrontación, incomodidad o desprecio.
El segundo porque, como indica el texto de la magnífica exposición sobre este fotógrafo en el centro de fotografía Kbr de Barcelona, “al fotografiar a lo largo de los sesenta la presencia de la mujer en las calles y en otros espacios públicos, Winogrand captó algunas de las transformaciones más radicales que se produjeron durante esa década. Sus imágenes documentan no sólo la percepción y las premisas de una cierta mirada masculina, sino también los estilos, las actividades, los gestos y el poder de las mujeres en la era de la segunda ola del feminismo y de la revolución sexual”. Es decir, que gracias a estas fotografías podemos ver explícitamente una época de cambio, donde algunas mujeres dieron un paso adelante y algunos hombres continuaron donde estaban.
Contextualizar… ésta es la vía. Contextualizar para que podamos entender y aprender: viajar en el tiempo. Y contextualizar tal cómo lo hace este comisario, Drew Sayer, a lo largo de esta exposición con textos claros y concisos que nunca ahogan la experiencia visual sino que la enriquecen: con pequeñas pinceladas biográficas, sociales y del medio fotográfico consigue que, podamos disfrutar de la obra de este fantástico fotógrafo.
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