Los mitos fundacionales y el testigo molesto
En un texto memorable y muy poco conocido de Ursula K. Le Guin, Teoría de la bolsa de ficción (2021), la autora argumenta sobre qué hubiera sucedido si en la experiencia narrativa de la humanidad, no hubiera predominado la épica, sino otros géneros y otras narrativas literarias más modestas. Qué hubiera sucedido si en vez de la narrativa de las grandes hazañas y héroes que matan Mamuts o dragones, dirigen ejércitos, conquistan el mundo, viajan por el mediterráneo y son amados por todas las mujeres-… la literatura occidental hubiera evolucionado sobre historias más basadas en la experiencia cotidiana de un sujeto modesto que, por ejemplo, recoge granos de avena… “Es difícil contar una historia fascinante de cómo arranqué una semilla de avena silvestre de su cascarilla, y luego otra, y luego otra, y luego otra, y luego otra, y luego me rasqué las picaduras de mosquito, y Ool dijo algo gracioso y fuimos al arroyo, bebimos agua y miramos las salamandras un rato, y luego encontré otro matorral de avena…” (Ursula K. Le Guin, 2021).
Recoger granos de avena y bajar al arroyo puede dar para un relato, tal vez un relato modesto sobre las tareas de la vida, el bienestar y los cuidados… aunque sin duda un relato innovador. Se trata de una historia que en la cultura occidental se ha narrado pocas veces. Obviamente es un relato sin héroe. En el famoso diccionario que Virginia Wolff realizó, la palabra héroe aparece asociada a la palabra botella, en clara similitud a la relación entre el héroe y los grados que llegan a tener las hazañas bélicas, cuando se cuentan en torno al calor del alcohol.