Focus on the profession: «Entrevista a Laura Freixas por María Alejandra Zanetta»
Publicada originalmente por Feministas Unidas, Inc. en su número de Otoño 2017.
MAZ: En una entrevista realizada el 10 de Septiembre del 2016 por G. Goemag para la revista Mujer sobre la importancia y las características de los diarios íntimos, comentabas que “Los diarios personales son una herramienta imprescindible para el futuro del feminismo, para que las mujeres se conozcan por si´ mismas en vez de conocerse a través de lo que los hombres dicen de ellas”. ¿Cual es la contribución más importante, según tu opinión, de tu diario Una vida subterránea. Diario 1991-1994 para el futuro del feminismo?¿de que manera concreta ayuda tu diario a sus lectoras y lectores?
LF: Creo que Una vida subterránea muestra dos procesos que se han explorado poco: el proceso de escritura y de carrera profesional de una autora (que no es, me parece, el mismo que en el caso de un autor) y el proceso de la maternidad como vivencia subjetiva: el deseo de ser madre, la lucha contra los obstáculos para conseguirlo, la experiencia del parto, etc. Además, creo que es importante el hecho de que estos dos procesos se saquen a la luz como facetas de una misma persona, contrariamente a la tendencia dominante a mostrar la maternidad (en lo poco que se muestra) como un proceso estándar (como si todas las maternidades fueran iguales), perteneciente únicamente a la naturaleza, desconectado de la personalidad singular de la madre y de la esfera intelectual.
MAZ: Durante dicha entrevista mencionas la absoluta sinceridad del diario. Sin embargo existe una distancia critica muy grande entre el yo escritor y el yo lector y la tentación a editar puede ser muy grande. ¿Podrías elaborar sobre esto?
LF: Por supuesto que esta tentación existe, pero hice cuestión de principios de no caer en ella. Me irritan los diarios visiblemente recompuestos para construir un autorretrato halagador y oportuno de su autor, o lo que viene a ser lo mismo, escritos desde el principio con esa finalidad. Por eso me impuse publicar el diario tal cual, incluyendo aspectos muy poco favorecedores para mí o que leídos ahora no me gustan nada: me refiero a observaciones que ahora me parecen injustas, agresivas, clasistas, misóginas, reaccionarias…Reconozco que no respeté mi propia norma en un 100 % pero sí en un 95 %.
Eliminé también algunas otras cosas, por distintos motivos, esencialmente dos: respeto a terceros fácilmente reconocibles, y quitar repeticiones que se hacían cansinas (por ejemplo, sobre el proceso de escritura de mi novela). El diario como el psicoanálisis, conlleva mucha repetición, lo cual es inevitable (modificar percepciones o comportamientos es un proceso muy lento) pero no hay por qué infligírselo a la lectora o lector.
MAZ: En esa misma entrevista mencionabas que estabas trabajando en un segundo volumen. ¿Qué períodos de tu vida abarca? Teniendo en cuenta el éxito y el reconocimiento que has alcanzado como escritora y como feminista y que repetidamente expresas no tener en tu primer diario, ¿como ha cambiado tu concepto de la felicidad y del éxito después de tantos años?
LF: El segundo volumen se publicará en diciembre de este año, en la misma editorial (ErrataNaturae), abarca los años 1995 y 1996 (el período es más breve que en el primer volumen,pero la extensión es la misma o algo mayor) y se titulará Todos llevan máscara. Por cierto,“trabajar en él” significa solamente repasarlo, hacer una muy leve corrección de estilo y quitar algunas cosas, como expliqué antes; pero el texto es fundamentalmente el que escribí en su día. Respecto a la segunda pregunta: la idea del “éxito” ha sido el molino de viento contra el que más he luchado en mi vida. Mi aliado en esta lucha ha sido el psicoanálisis, que me fue ayudando a descubrir que la visión que yo tenía del éxito era tosca, ingenua, incluso pueril, y dotada de un particular significado (sería demasiado largo de explicar) en el contexto de mi relación con mi padre. Gracias a un largo trabajo en el diván, puedo decir hoy que tengo una idea mucho más realista de las cosas y que estoy bastante en paz conmigo misma. Estoy mucho menos angustiada que hace veinte o treinta años y por lo tanto soy mucho más feliz.
MAZ: En tu libro El silencio de las madres y otras reflexiones sobre las mujeres en la cultura sostienes que la literatura escrita por mujeres tiene rasgos propios que la diferencia de lanliteratura escrita por hombres. ¿Has encontrado resistencia por parte de algunas escritoras o de pensadoras feministas a aceptar esta diferencia?
LF: Cuando empecé a escribir sobre este tema, hace casi veinte años, el discurso dominante, también entre las mismas escritoras, era aquel de “no existe literatura de hombres ni de mujeres, solo buena o mala literatura”. Las interesadas querían borrar toda diferencia porque entendían que para ser tratadas en igualdad de condiciones, tenían que hacer olvidar que eran mujeres; creían que si había diferencia, ésta solo podía significar inferioridad; es decir, aceptaban, en el fondo, la jerarquía que coloca lo masculino en un escalón superior (identificándolo con lo universal humano, con “la literatura sin adjetivos”) y querían ser aceptadas como hombres honorarios, por así decirlo. Pero creo que de unos años a esta parte, y en gran medida gracias a la labor de asociaciones como CIMA, AMIT, MAV o Clásicas y Modernas, se ha extendido la conciencia, entre las mujeres vinculadas profesionalmente a la cultura en todos los ámbitos, de que el mundo de la cultura (como los demás) es profundamente sexista, de que sí existe una literatura (como un cine, etc.) de mujeres con características propias, y de que estas características constituyen una riqueza a la que no debemos renunciar.
MAZ: Repetidamente has señalado la disparidad alarmante entre el número de hombres en posiciones de poder. En el ambiente literario específicamente, desde las editoriales, pasando por la critica y el mundo académico e institucional, como La Real Academia, el porcentaje de mujeres es de aproximadamente un 15%. Esta realidad condiciona negativamente las posibilidades de éxito de las mujeres. ¿Piensas que se debería legislar la inclusión de mujeres en posiciones de poder? Teniendo en cuenta el efecto positivo de este tipo de medidas inclusivas, como El “Affirmative Action” en los Estados, ¿no debería el feminismo concentrar sus esfuerzos en ingresar en la política y cambiar esta desigualdad legislando desde dentro?
LF: Creo que la “acción afirmativa” es no solo positiva sino probablemente indispensable, pero no es suficiente, porque pone el acento en los aspectos cuantitativos, que son importantes, pero también lo son los aspectos cualitativos: me refiero a la reflexión sobre los roles de género. Para subsanar la injusticia numérica no basta con cambiar los números, es necesario entender también por qué y cómo se produce. No basta la voluntad, necesitamos también reflexión.
MAZ: Además de tu labor literaria, periodística y editorial, también has sido parte integral de la fundación de Clásicas y Modernas, asociación para la igualdad de género en la cultura. http://www.clasicasymodernas.org ), la cual has presidido durante muchos años. En tu opinión, ¿cuales han sido las iniciativas más exitosas de esta organización que han logrado que se implementen políticas paritarias en el ámbito de la creación literaria y artística?
LF: Creo que Clásicas y Modernas, conjuntamente con las otras asociaciones que antes mencioné, ha conseguido por ahora una cosa: que haya conciencia (una conciencia que como dije, hace veinte años no existía en absoluto) de que en el campo de la cultura reina la desigualdad, de que esa desigualdad no es natural ni justa, y de que es muy grave, pues una cultura desigual (en el sentido de que la autoridad y la autoría son ejercidas muy mayoritariamente por varones) produce unos contenidos que presentan la desigualdad realmente existente en la sociedad como algo natural, legítimo y amable. Esa conciencia es el primer paso para avanzar hacia una mayor igualdad. El avance se traduce luego en el ingreso de más mujeres en puestos o instituciones en los que apenas participaban –algo que está sucediendo, aunque más despacio y con más resistencias de las que querríamos-, y también en que las instituciones acojan la reflexión sobre el papel de las mujeres en el mundo de la cultura. Como ejemplos de acciones o iniciativas de Clásicas y Modernas de las que nos sentimos especialmente orgullosas, pondría las “Temporadas de igualdad” (convenios con teatros públicos o privados que se comprometen a avanzar hacia la paridad interna y la paridad en la programación), la instauración (juntamente con la biblioteca Nacional y la asociación FEDEPE) en 2016 de un Día de las Escritoras, consistente en lecturas públicas de textos de autoras, que se va a celebrar todos los años, o el ciclo de conferencias sobre parejas de científicos, artistas, intelectuales, etc, titulado “Ni ellas musas, ni ellos genios”, que venimos organizando anualmente, desde 2015, en Caixaforum Madrid.
MAZ: En cuanto a la falta de reconocimiento institucional de la literatura escrita por mujeres y la dificultad de que sus obras pasen a formar parte del Canon literario, ¿qué medidas prácticas se han tomado o se podrían tomar para remediar, al menos en parte, esta situación?
LF: Creo que lo que necesitamos, y se está haciendo ya, es un proceso muy amplio de redescubrimiento, estudio, edición o reedición, y reivindicación pública, de creadoras y pensadoras. Es un proceso que se puede llevar y se está llevando a cabo en muchos ámbitos: festivales de cine, arte y literatura de mujeres (como “Ellas crean” en Madrid), reclamación de una mayor participaci´0on femenina en la creación de opinión pública (como hace el grupo “On són les dones” en Cataluña), celebraciones públicas como el Día de las Escritoras, publicación de obras de autoras olvidadas o que no tienen la difusión que merecen, propuestas de programas escolares y contenidos de libros de texto como las que hace el grupo de investigación “Mujeres en la ESO”, y un largo etcétera. Creo que es algo en lo que todas y todos podemos participar, aunque sea simplemente en nuestro blog o cuenta de twitter.
MAZ:
¿Qué sugerencias, observaciones o mensaje final quisieras ofrecerles a los miembros de Feministas Unidas?
LF:
Es justo y necesario que ante la ausencia o escasez de mujeres (en el canon, en las instituciones, en los libros de texto, en las posiciones de poder…) y ante las dificultades y obstáculos de todo orden con que nos encontramos por ser mujeres, protestemos y reivindiquemos. Pero no descuidemos la parte positiva: el placer de descubrir y disfrutar las obras de las mujeres, el estímulo intelectual de entender qué aportan de nuevo y cómo se enfrentaron al sexismo, el descubrimiento de un inmenso e interesantísimo “continente
oscuro”: la experiencia de las mujeres que ha sido silenciada y (auto)censurada, y que tenemos la oportunidad de descubrir como lectoras y de expresar como autoras.