Una refundación de lo masculino
Octavio Salazar
La vida en común. Los hombres (que deberíamos ser) después del corona virus
Galaxia Gutenberg, 2021
Es un hecho significativo, que da mucho en qué pensar: los hombres, que tradicionalmente se han mostrado dispuestos a abrazar todos los desafíos y emancipaciones se hayan inhibido en la lucha de las mujeres por su propia emancipación. Los hombres han luchado por abrir las fronteras del mundo, por abolir derechos consuetudinarios e ilegítimos, por conquistar para la ciencia avances extraordinarios y, sin embargo, apenas han estado del lado de las mujeres comprendiendo la opresión de cuerpos y espíritus en la que han vivido a lo largo de los siglos. “¿Hay algún hombre justo? Quien lo pregunta es una mujer” escribía Olimpia de Gouges en 1791, una figura bien estudiada y dramatizada por nuestra socia, Margarita Borja. Es el apóstrofe con el que arranca Ivan Jablonka en su ensayo Hombres justos (Anagrama,2020). Y esa necesidad de refundar lo masculino, de hacer comprender al universo de los hombres la necesidad de contar con ellos para una necesaria y más justicia relación entre hombres y mujeres es el grito con que viene articulando su pensamiento Octavio Salazar, autor de libros tan valiosos como su valiente Autorretrato de un macho disidente (2017). Jablonka, Salazar, dos hombres que desde posiciones distintas, desde sus propias trincheras intelectuales, recuerdan a otros hombres, a sus congéneres, que la indiferencia masculina a la lucha sostenida por las mujeres no solo ha sido injusta sino que no puede ir más allá. Los derechos de las mujeres forman parte indisoluble de los derechos humanos y, por tanto, todo el mundo está habilitado y concernido para defenderlos. Octavio Salazar, socio de CyM, acaba de publicar La vida en común. Los hombres (que deberíamos ser) después del corona virus (Galaxia Gutenberg, 2021), un ensayo dirigido al colectivo masculino partiendo de una premisa fundamental: si bien en el pasado hubo autores ( pocos) que apoyaron la emancipación de las mujeres nunca pensaron que eso suponía un cambio real en sus vidas. Pero ese cambio ha llegado, esos cambios – en lo jurídico, en lo fiscal, en la educación, en la “vida en común”- han penetrado en todos los ámbitos de la sociedad y requieren un nuevo pacto social, una refundación de los valores tradicionales, una nueva civilidad sexual. Salazar parte de la experiencia del confinamiento derivada de la pandemia que todavía sufrimos y que está poniendo a prueba nuestra resiliencia social y personal a la adversidad. ¿Qué ha pasado durante todo este tiempo en relación a la gestión de los espacios de proximidad a los que estamos obligadas y obligados? Octavio Salazar, catedrático de derecho constitucional y un autor sobradamente conocido en nuestra Asociación, invita a cuestionarse lo masculino: sin la imprescindible redefinición del papel del hombre en el mundo y en su relación con las mujeres, sin su concurso, los avances de las mujeres serán siempre insuficientes, toparán con el muro de la resistencia y/o la superioridad de un sexo sobre el otro. ¿Es normal que Ricky Martin anuncie en las redes que está embarazado cuando ha contratado a un vientre de alquiler para tener un hijo con su pareja masculina? ¿Qué espacio ocupa en esa “feliz” y autista declaración la verdadera embarazada del hijo? ¿Acaso la mujer que, por necesidades económicas, recurre a la decisión de una gestación subrogada que la implica hasta lo más profundo de su ser no merece siquiera el comedimiento más elemental? ¿Qué feroz sentido de la omnipotencia hay detrás de esa indiferencia al ser femenino gracias al cual el cantante será padre por cuarta vez? Cualquier madre sabe de la mucha energía que se requiere para producir un ser vivo. ¿Qué hará esa madre “de alquiler” con todo el esfuerzo fisiológico que requiere dar a luz? ¿Cómo hará para hacer que retroceda la oxitocina liberada después del parto para favorecer el apego al hijo? ¿Qué sabe Ricky Martin de todo el sufrimiento que le ocasionará desprenderse de su recién nacido? Octavio Salazar se lo pregunta como un exponente más de una sociedad que sigue sin ser consciente de toda la indiferencia con que se aborda el sufrimiento de las mujeres en tantos ámbitos de la vida -la familia, la crianza, los cuidados, la educación, la salud- en los que sin su concurso, sin toda la economía “informal” que aportan a la marcha del mundo este sufriría un colapso inmediato. La tesis de Salazar no puede ser más nítida: el papel del hombre puede y debe ser redefinido de tal forma que se vuelva compatible con la emancipación de la mujer. Así es como podemos luchar por una sociedad más libre e igualitaria y una ética verdaderamente positiva.