VIVENCIAS, Lola Martinez Cerrada
El libro de poemas de Lola Martinez Cerrada, VIVENCIAS, sacude por dentro. Es una poeta intensa, enraizada en el interior del ser como una enredadera donde suben y bajan emociones profundas, negras, hondas.
Vivencias se divide en 7 capítulos: Al borde de la locura, Bajo la luz de la luna, Familia, La calle, Personajes, Sentimientos y Sociedad, cuyos sugerentes títulos ya dejan entrever parte de la peculiar personalidad de quien les da nombre.
Abre el libro de forma contundente el poema Hospital, donde la autora nos describe la amalgama de sensaciones que provocan los objetos de color blanco en el interior de un hospital. Continúa, sin concesiones, con una dura experiencia en El psiquiátrico, donde los límites de la locura y la cordura se ponen en duda, para continuar con la misma temática en los siguientes poemas hasta llegar a Soledad, un poema que destila necesidad de calor humano.
“uno espera una sonrisa
un gesto de simpatía, humanidad
y lucha con la indiferencia de los demás
metidos en sus trajines
y en sus prisas
sin tiempo para nada más”
Los poemas de esta primera parte son un retrato, a pinceladas sueltas, de la sociedad en la que vivimos, del individualismo feroz, del frío egoísmo de la gran ciudad, y la indiferencia que muestra la sociedad con quien no sigue la norma.
Su valentía y lucidez sorprenden porque rebosan verdad. Es tan sincera que estremece. Maldice la cordura “convencional y triste” y defiende una vida libre, propia, de supervivientes, de bohemia, de músicos callejeros y tipos raros o estrafalarios.
Todo el poemario, de principio a final, es una herida abierta. La autora escribe sobre los olvidados, los que a nadie importan, y les otorga dignidad mientras los nombra, como si se tratase de una metáfora del olvido de la condición humana. Un olvido, que es imperdonable. También escribe sobre sobre sus más privados sentimientos entre el amor y el odio, sobre su indiferencia a los bienes materiales, sobre la sociedad y sobre su relación con los miembros más cercanos de su familia donde destaca el final del poema Querida madre:
No te daré nietos, pero quedarán mis libros,
mis poemas,
mis versos
En definitiva, se trata de un libro de poesía humana, social y esencial que pone de manifiesto la fragilidad del ser, que capta lo pequeño, que encoge el corazón, que escuece y encuentra su forma de expresión en el verso libre y la expresión sencilla. Lola Martinez se muestra como es y escribe de aquello de lo que no habla nadie.